ENTREVISTA A MIREIA BELMONTE

Mireia Belmonte (Badalona, 27 años) dice que tiene agujetas de la sesión del día anterior: natación, boxeo, halterofilia y otras dos horas y media de natación. Ha vuelto a entrenarse hace tan sólo un mes después de 45 días de parón obligado. No pudo competir en los Europeos de agosto por una mezcla de migrañas, vértigo y mareos. Atiende a EL PAÍS antes de una charla sobre mujer, deporte y redes sociales organizada por el Banco Santander.

Pregunta. Dice su entrenador Fred Vergnoux que usted es como Benjamin Button…

Respuesta… Que cada año parezco más joven. Es que tengo la ilusión intacta. Mantener esa ilusión junto a la ambición es lo que te hace estar arriba. Cada año parto de cero y no me conformo con lo que he hecho lo anterior.

P. ¿Por eso dijo después de Río [oro en los 200 mariposa y bronce en los 400 estilos] que en lugar de tomarse un periodo sabático iba a aprovechar la motivación?

R. Sí, porque además me quedaba ser campeona del mundo y quería aprovechar el buen momento de forma hasta Budapest [compitió en seis pruebas, fue oro en los 200 mariposa y plata en el 1.500 y en los 400 estilos].

P. Este verano, sin embargo, tuvo que parar por migrañas y mareos. ¿Había alguna explicación o simplemente el cuerpo dijo basta?

R. Las migrañas y los mareos en realidad empezaron hace muchísimo tiempo, hará dos años y medio, pero eran episodios cortos. Me daba una semana de migrañas y estaba en la cama sin poder hacer nada; se me iba pasando poco a poco y me ponía otra vez a tope. Este año, en cambio, empezaron a manifestarse de forma continua y mucho más grave. Cuando me entrenaba me dolía mucho la cabeza, parecía que me iba a explotar cada vez que hacía un esfuerzo. O, como en los Juegos del Mediterráneo [junio], no notaba la fuerza, no sabía si estaba yendo o viniendo de la piscina. Hicimos unos estudios médicos en Murcia y me dijeron que había podido tener una pequeña lesión en el oído interno y eso es lo que pudo desencadenar mis problemas hace 2-3 años. Todo eso sumado al estrés, pues parecía que el cuerpo estaba un poco agotado. Estuve un mes y medio de vacaciones, la mejor medicina.

P. ¿Está bien ahora?

R. Mucho mejor desde entonces.

P. Está acostumbrada a entrenarse con dolor, pero ¿cómo consigue escuchar las señales del cuerpo? ¿En este caso decía: no me pasa nada o jolín algo pasa?

R. Esto ha sido complicado, más complicado que un dolor muscular porque el muscular te duele el hombro y sabes más o menos por donde va el dolor: si es más de agujetas, del cansancio o de las cargas. Esto era una cosa muy rara porque era estar mareada. Estaba pero como que no estaba, veía a veces como cuando vas en un barco. Me decía: no es un dolor muscular, tengo que saber que me pasa y porque no puedo hacer fuerza. Me impedía hacer fuerza, era una sensación muy rara. Nunca me había pasado y era tan continuo que era un dolor difícil de conducir. Me entrenaba como podía y ya está. Me tiraba a la piscina, daba lo mejor de mí en las series, hay días que me salía bien y otros que no.

P. ¿Le costó parar?

R. Sí. Fue duro porque estaba preparando el Europeo con ilusión, mi cabeza decía que sí podía, pero mi cuerpo no. Al final tienes que dejar descansar el cuerpo porque la salud es lo más importante para entrenar. Con todo el dolor de mi corazón tuve que irme de vacaciones. Al principio me costó. Me levantaba y decía: ¿y qué hago ahora?

P. ¿Y qué hizo?

R. Descansar. Pisé el agua muy poquito, en la playa para divertirme. Es difícil eh, porque tienes una rutina marcada de nueve horas al día y de repente te levantas en tu casa sin nada que hacer. Aproveché para pasar tiempo con la familia y los amigos.

P. Mari Paz Corominas fue la primera mujer española en disputar una final olímpica, hace 50 años. ¿Qué ha cambiado desde entonces en el deporte?

R. La evolución ha sido brutal en técnica, sistemas de entrenamiento, material… y también en cuanto a presencia femenina. A la mujer al principio le costó entrar, pero ahora estamos.

P. ¿Por qué les costó entrar a las mujeres?

R. Porque el papel de la mujer en la sociedad era el de la que tenía que quedarse en casa con los niños y el deporte no era para ella. Ya no.

P. Hay deportistas que contestan con su nombre cuando se le pregunta por qué atleta admiran. Dicen que porque trabaja en silencio y gana medallas. ¿Se ve así?

R. Trabajo bastante en silencio sí, porque me gusta centrarme en lo que hago. Por lo demás no soy muy diferente de como me muestro. Soy trabajadora, ambiciosa, con muchas ganas de dar lo máximo.

Fuente: El Pais